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¿Cómo dejar de sudar por las noches? Consejos prácticos para un descanso fresco

Si quieres mejorar la calidad de tu descanso y olvidarte de cambiar las sábanas cada madrugada, aquí las soluciones para este problema.

¿Cómo dejar de sudar por las noches? Consejos prácticos para un descanso fresco
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Dormir plácidamente puede convertirse en un reto si las noches se ven interrumpidas por el sudor excesivo. Aunque a veces es normal sudar ligeramente durante el sueño, despertarse empapado puede ser señal de un problema subyacente o simplemente de hábitos que necesitan un ajuste. Si quieres mejorar la calidad de tu descanso y olvidarte de cambiar las sábanas cada madrugada, aquí te contamos las principales causas y soluciones para este problema.

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¿Por qué sudamos en exceso durante la noche?

Las razones pueden ser muchas y van desde causas ambientales hasta cuestiones de salud. En primer lugar, el calor de la habitación o la ropa de cama demasiado gruesa son factores básicos que provocan el sudor nocturno. También influyen los hábitos alimenticios, el consumo de alcohol o cenas demasiado pesadas antes de dormir. A nivel corporal, los cambios hormonales, el estrés, y hasta enfermedades como la hiperhidrosis o infecciones pueden desencadenar este problema.

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Si sudas constantemente sin que haga calor y estás preocupado, lo mejor es consultar a un médico para descartar causas médicas más serias. Pero si crees que tu problema está ligado al entorno o a hábitos cotidianos, aquí te damos varios consejos que pueden ayudarte a combatirlo.

1. Elige la ropa de cama adecuada

La tela con la que te cubres puede marcar la diferencia. Opta por sábanas de algodón, lino o bambú, materiales transpirables que permiten una mejor circulación del aire y evitan que el calor se acumule. Evita tejidos sintéticos como el poliéster, ya que atrapan el calor y empeoran la situación. Además, asegúrate de que tu almohada también sea transpirable para evitar que tu cabeza acumule calor.

2. Mantén la habitación fresca

La temperatura ideal para dormir oscila entre los 18 y 20 grados Celsius. Usa ventiladores, aire acondicionado o simplemente abre las ventanas para ventilar la habitación antes de acostarte. Otra buena estrategia es colocar una botella de agua fría o un pequeño ventilador junto a la cama para refrescarte cuando lo necesites.

3. Déjate llevar por el algodón, también en pijamas

Así como las sábanas, la ropa que usas para dormir es clave. Pijamas de algodón suelto y ligeros te ayudarán a mantener la temperatura corporal equilibrada. Evita prendas ajustadas o de tejidos sintéticos que pueden hacerte sudar más. Si puedes, dormir sin ropa también es una excelente opción para mantenerse fresco.

4. Vigila lo que comes antes de dormir

Los alimentos picantes, el exceso de cafeína o las comidas muy grasosas antes de acostarte pueden elevar tu temperatura corporal y desencadenar sudoración. Opta por cenas ligeras y fáciles de digerir, como ensaladas, frutas o alimentos ricos en proteínas magras. Asimismo, hidrátate bien durante el día, pero evita beber grandes cantidades de líquidos justo antes de dormir.

 

5. Reduce el estrés antes de acostarte

El estrés y la ansiedad pueden alterar el funcionamiento de tu sistema nervioso y causar sudoración excesiva. Prueba con técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda o leer un libro antes de dormir. También podrías intentar rutinas nocturnas que calmen tu mente, como tomar un baño tibio o escuchar música relajante.

6. Prueba remedios naturales

Algunos remedios caseros pueden ayudarte a regular la temperatura corporal. Tomar un té de salvia antes de dormir puede reducir la sudoración, ya que esta planta tiene propiedades astringentes que regulan la actividad de las glándulas sudoríparas. Otra opción es aplicar polvo de talco en zonas como las axilas o la espalda para absorber el exceso de humedad.

7. Mantente hidratado todo el día

Beber agua no solo te refresca, sino que también ayuda a regular la temperatura corporal. Mantén tu cuerpo bien hidratado durante el día, pero disminuye el consumo de líquidos justo antes de acostarte para evitar interrupciones nocturnas.

8. Revisa tus niveles hormonales

Si las noches sudorosas son frecuentes y vienen acompañadas de otros síntomas como fatiga o cambios de peso, podría tratarse de un desbalance hormonal. Esto es común en mujeres durante la menopausia o en personas con problemas tiroideos. Un chequeo médico te ayudará a encontrar el origen y la solución adecuada.

El descanso fresco es posible

No dejes que las noches calurosas sigan arruinando tu sueño. Ajusta tu entorno, cuida tus hábitos y presta atención a las señales de tu cuerpo. Un sueño reparador está al alcance si logras identificar qué es lo que te provoca sudar y pones manos a la obra. ¡Adéntrate en el mundo de las noches frescas y despierta renovado cada mañana!

 

Felipe Torres Vargas

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